domingo, 28 de febrero de 2010

Cuarenta días, tiempo de preparación.


Comenzamos el camino cuaresmal, 40 días de preparación para la Pascua, desde el punto de vista cristiano tiene otra visión, que es el paso de la muerte a la vida, la vida en Cristo.
Pues es cierto que muchos no conmemoran este tiempo, pero creo personalmente que es de gran valor para lograr realizar un análisis de nuestras acciones, y así depurar algunas actitudes, y formas de ver la fe casi muchas veces como taboo o ciencia oculta, y lograr descubrir las bondades de la salvación en Cristo Jesús. Este transcurso de tiempo nos permitirá acercarnos más a las Escrituras y a la oración, para así consolidar nuestra fe en el resucitado y meditar en los misterios de la encarnación del Verbo y su sacrificio en la Pascua, como de su resurrección para nuestra salvación.
Lamentablemente hoy la cuaresma pasa a ser más una etapa de dieta o de misticismos que un encuentro real con el resucitado, saber comprender el verdadero sacrificio de Cristo como nuestro proceso de higiene espiritual, sabemos que no somos inmaculados, todos tenemos pecados y necesitamos de Dios para ser salvados, por nuestros medios no podemos lograr nada, por lo tanto esta etapa nos ayuda a ver en nuestro interior para ver cuales son esas manchas, la herrumbre del pecado que todavía hace mella en nosotros día a día.
También como iglesia Cristiana debemos replantearnos que estamos haciendo mal o cual es la herrumbre que nos quedo e inmoviliza para la misión, para proclamar la Palabra de Dios a toda criatura, lamentablemente quedamos muchas veces diseñando tácticas y formas para llevar el Evangelio y no logramos nada, o nos preocupamos por nuestros intereses personales a costa de la expansión del Reino de Dios.

También mal interpretamos o agregamos a la Biblia cosas que ella no dice o sacamos de contexto, quedando como supremos intolerantes, creyéndonos que interpretamos correctamente y caemos en la soberbia que nos impide ver a nuestro alrededor y observar las necesidades del mundo, y de nuestros compañeros de camino, caímos en un facilismo de la interpretación de las Escrituras y no nos atrevemos a navegar mar a dentro de la sagrada Biblia, y estudiar el contexto, la cultura, la filología, los idiomas, y sobre todo conocer más allá de ella, buscar las creencias y cultura de los pueblos que rodearon a la nación Hebrea, para así obtener respuestas y conocer más de la rica verdad que se nos lego. Claro que es más fácil encerrase en decir tengo la verdad y pecar de intolerante, en vez de escuchar y tener los argumentos que enseñen la verdadera Palabra de Dios.
Cuantos fallos como iglesias cristianas a través de la historia producimos por no ser tolerantes o conocer verdaderamente la palabra de Dios, y solo hablar por nosotros mismo y no por lo dado por la revelación de Dios en su palabra escrita.
Por eso este tiempo nos debe preparar como personas , descubrir nuestros defectos para llegar a una Pascua de Resurrección con un espíritu dispuesto a continuar el camino, también como iglesia necesitamos limpiar nuestro óxido y adentrarnos mas en la Palabra de Dios, y dejarnos guiar por el Espíritu Santo, vivimos en el 2.010 en un mundo en donde todo lo que es fácil lo incorpora, pero cada vez más vacío de si mismo, es allí que como institución eclesial tenemos que hacernos presentes, no quedar llorando lo perdido o la tradición que empolva anaqueles de libros, si no en actualizar la palabra siempre eterna de Dios, que como gran arquitecto diseño cada rincón del ser y del mundo para que nosotros extendamos su Palabra, el mensaje salvador, no nos quedemos solo en buenas intenciones, llorando lo que se pierdó o esgrimiendo verdades que no lo son tal y que en vez de sumar restan ciervos de Dios y alejan a la gente cada día más de las iglesias, vamos adelante con el Evangelio en la mano y con mente y corazón abierto pero con la certeza de que Jesús esta con nosotros en este tiempo de cuaresma que nos limpia y nos prepara para el gran paso, la Pascua de la Resurrección.
Pero recordemos que no hay resurrección sin cruz, ¡vamos luchemos, adelante, preparémonos para la batalla en esta cuaresma!