domingo, 12 de julio de 2009

“Padre, perdona nuestros pecados”


Al conmemorarse los 500 años del nacimiento de Juan Calvino, y la alegría que eso produce a los herederos de la reforma, no menos ingrato es ver cual lejos estamos de los ideales de este hombre de Dios, vasta con ver las cosas que suceden en la familia reformada, en la cual con diferentes matices, nos transformamos en grandes pecadores de la tradición de los hombre de la reforma y de la doctrina bíblica, que ellos con su sangre defendieron.
Muchas veces nos escandalizamos por iglesias que están fuera de la doctrina reformada, nos asustamos cuando vemos a hombres dirigiendo inmensas organizaciones eclesiásticas, y decimos todo un sermón contra esa falta a la doctrina Biblica, pero no vemos que dentro de la familia reformada sucede igual, donde el poder se corta en unos pocos, que solo buscan controlar diferentes vetas de las estructuras eclesiásticas, sea económica, política, etc.
También nos rasgamos las vestiduras cuando una gran iglesia mundial mira para otro lado en las guerras o bendice las armas, y no vemos como hay iglesias nuestras reformadas, que bendicen y apoyan los grupos armados, fomentando odios ancestrales que están muy lejos de la Palabra de Dios.
Criticamos el asistencialismo de tal o cual iglesia, y nosotros estamos impávidos ante la necesidad del hermano, que es creación de Dios, no miramos al explotado, ni al que sufre, cosa remarcada y mandada en la Biblia, que debemos hacernos responsable de los hermanos más débiles.
Criticamos organizaciones ultra conservadoras como Opus Dei, Legionario de Cristo, etc. Y dentro de nosotros hay iglesias que están cerradas en un pasado o que viven sin contacto con otras iglesias casi como si fuéramos el resto perros sarnosos y no fuéramos de la familia reformada. Iglesias que se quedaron en un atasco político y doctrinas erroñas creyendo que actuando como en el medio evo, son fieles, cosa nada más distante, que la realidad clama a gritos que sea escuchada.
Criticamos a las cruzadas, por la barbarie, y nos olvidamos que muchas de las nuestras predican cruzadas contra otras personas de religión diferente o nacionalidad, no con el ánimo que se conozca a Cristo, si no con el solo fin de aliarse a un movimiento partidista y así obtener la tajada de los recursos.
Lamentablemente hoy nuestras iglesias necesitan reveer sus orientaciones, comprobar la fidelidad a la palabra de Dios, a la verdad bíblica, muchas hijas de la reforma ordenan personas con diferentes problemas de sexualidad que provocan escándalos a los fieles, pero somos fáciles para criticar la sexualidad o desvío del clero de otra iglesia.
Nos urge en estos 500 años del nacimiento del reformador, Juan Calvino, recuperar la luz que se encendió en ese siglo donde la Santa Escritura, recupero su auge, su fuerza, y logró penetrar los más altos ideales de los hombres, en donde la vida no valía comparada con la verdad que se develaba a los ojos del pueblo, la inmensurable verdad de Dios.
Hoy en los países de tradición reformada es doloroso ver como se sepultó todo lo bíblico, todo lo que se construyo a base de sacrificio, de sangre y fuego, iglesias en extinción, reformados ya deformados por las corrientes alejadas de la verdad revelada, o parcializada que es peor, con solo de sostenerse miedosos por no comprometerse con la sociedad y así argumentar que solo predicamos, como si la caridad no fuera parte de las Escrituras. Muchos nos creemos infalibles, puros, casi celestiales, y nos olvidamos que somos tristes pecadores en manos de Dios, que sin su misericordia por la gracia, no seriamos salvos y no mereceríamos más que la ira del Creador.
Basta ya de criticar sin hacer nada, basta de solo hablar parcializadamente de un Evangelio que es más que un pulpito con cuatro miembros sentados, el evangelio de Cristo es un todo, que incluye, todo lo referente a la exposición y educación de la verdad, pero también incluye el cubrir las necesidades de nuestros semejantes, el alentar la igualdad de oportunidades de las personas, y la libertad en todos sus estamentos. No podemos seguir tranquilos con cuatro hombres de corbata y saco predicando cosas fuera de la realidad, si no debemos meternos en el fango de la sociedad, como lo hicieron muchos reformadores, que tal vez sin la gran trascendencia de Calvino, lo lograron; cuantos avances sociales logró la reforma y hoy nos encontramos estancados, llorando crisis, falta de gente en los templos, falto de horizontes, ¿ No será que vinimos predicando otro evangelio o lo interpretamos mal, y no supimos llegar a la gente, como Dios nos manda en su Palabra? , ¿O estamos tan ciegos que no vemos cuantas sectas nacen y se desarrollan y nos sacan la gente, será porque le formamos con un cristianismo idealizado pero irreal? O los demás son tan lucidos que se llevan con la verdad a los nuestros o crecen con mega iglesias, porque son perversos y gente que los lleva a los infiernos a los demás, o es que no vemos más allá de nuestra congregación. No tenemos una visión de iglesia global, universal y solo nos contentamos con mediocres comunidades, que no nos interpelan, no nos mandan esfuerzo, y así todos felices vemos en nuestra mediocridad como se derrumba la reforma, como decimos que crece en África, en América Latina, pero se pierde en los centros en donde comenzó la chispa reformadora, y lo peor que vamos a los lugares de crecimiento con mentalidades alejadas de la realidad local, vamos a África con un pensamiento blanco, vamos a Asia con un pensamiento occidental, o nos metemos en el medio oriente, por cierto con enorme ausencia del las iglesias reformadas, con un pensamiento ajeno a la cultura y ni hablar en América Latina, cuando cada país tiene su idiosincrasia, su cultura religiosa propia, su características y tiempos, incluso sus leyes.
Es hora de levantarse, abrir nuestras mentes, dejar de llorar como si nuestra pequeña comunidad sea el centro de la iglesia universal y ponernos a ver el mundo con una visión realmente global de iglesia, en donde veamos que la mies es mucha y los trabajadores pocos, en donde veamos con generosidad una iglesia universal, realmente católica, no solo de nombre como alguna denominación es, si no es el desarrollo, en el empuje y el interés por el otro.
No nos podemos permitir ya el no saber que hacer, uno de nuestros grandes pecados como iglesias reformadas es que vemos a la iglesia en chiquito, con una visión pequeña, casi de congregación en congregación y no más que eso, debemos y tenemos que ver a la iglesia como un gran complejo de relaciones y oportunidades en todos los campos, universalmente presente , no solo de una iglesia a otra iglesia, si algo mucho mas , mas poderoso, mas ocupada en todos los campos necesarios, educación, formación de oficios, obras de caridad, templos, editoriales, orfanatos, sostenimiento a los pastores locales cuando no pueden, etc., etc.
Si seguimos viendo la iglesia como algo local y nada mas que eso, lamento informarles que desapareceremos los reformadas en pocos años porque nos quedamos viendo al Señor como subía y no nos pusimos a trabajar como los mismo Ángeles le dijeron los que veían a Cristo ascendiendo a los cielos.
Que en estos 500 años del nacimiento de Calvino, sea el retomar de un camino hacia la reforma integral y no solo para soplar 500 velitas, si no ponerse enserio con la reforma y menos trabas y más acción, el mundo nos espera, ¿qué estamos haciendo?
O entraremos como iglesia al Reino de Dios diciendo “Padre perdona nuestros pecados”, entremos con las manos sucias de trabajar en la Viña y no tan blancas que parecemos pastores de papeles de escritorio en vez del rebaño de Dios.
¡Vamos adelante, tenemos un futuro enorme, no nos durmamos, comencemos con fuerza a reformar el mundo, Cristo espera que nos movamos!

Rev. José Luis Podestá

miércoles, 1 de julio de 2009

Pastores a la sombra de Calvino.


En la cercanía de los 500 años de Juan Calvino, es bueno que consideremos nuevamente las cualidades que debe tener un pastor, que se digne a conducir la grey, lamentablemente es común encontrar ministros que no están debidamente formados en las materias teológicas, pastorales, y en la caridad pastoral, sobre todo en estar a la escucha del pueblo de Dios que se le encomendó, el cual es su servidor y no su dueño.
Vemos lamentablemente como la confusión doctrinal invade las iglesias y sobre todo la mente de los pastores, estos imbuidos en extraños malvares escritúrales predican temas que dista de ser la verdad Bíblica. O lo que es peor distorsionándola con terminologías más de un mercadeo de un producto que de la Palabra de Dios revelada.
No es poco el observar como la osadía de algunos pastores que piensan que pueden torcer la voluntad de Dios, manifestadas en muchas de sus predicaciones. Así como la observación de cultos tan desmadrados que no se sabe cual es el comienzo o el final del mismo que no tiene nada que ver con una seria o alegre adoración a Dios.
Creo que debemos en estos 500 años del nacimiento del gran reformador vislumbrar una seria reforma en el ministerio, preocuparnos por formarnos cada vez más en las disciplinas teológicas, en el conocimiento exacto de las Escrituras, y no solo leerla o aprender versículos de memorias, para conocer en profundidad y estudiar la Biblia demanda disciplina, formación académica, y habilidad intelectual, con eso no quiero decir que la Biblia es un objeto herméticamente cerrado, todo lo contrario la lectura clara y sencilla que nos ofrece Dios para conocerle es innegable; pero sí que para una mejor enseñaza los responsables que tienen ésta tan sublime tarea, deben conocer en profundamente, si no vemos como hay muchas seudo iglesias que usurpan la palabra Cristiana y son mercados de ilusiones y sustentos de vivos oportunistas que despellejan las ovejas y enriqueciéndose de los bienes despojados, solo vasta ver algunos programas televisivos.
Por lo tanto es necesario que el ministro se forme concienzudamente y eficazmente , como así también a los diáconos, ancianos y el pueblo en general, porque un pastor ignorante forma comunidades retrogradas, sumida en la superstición y el sometimiento espiritual.
También el pastor debe tener en claro cual es su función en la iglesia que es la de servir y enseñar al pueblo, y no de utilizarlo para fines personales que nada tiene que ver con la formación en la palabra de Dios. El ministro no es dueño de la grey si no siervo.
Hoy a la luz de los 500 años de Calvino debemos exigir de nuestros pastores la alta formación académica, y a su vez mandarles que formen a las comunidades en la sana doctrina.
Que Dios provea de pastores santos y diligentes en los estudios y la predicación, y no en oscuridades de la mercadotecnia religiosa que solo es para beneficio propio.

Rev. José Luis Podestá