jueves, 23 de diciembre de 2010

RECUPERAR EL SENTIDO DE LA NAVIDAD


Ha llegado de nuevo el día en que conmemoramos este maravilloso acontecimiento de la natividad del Señor: "Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón" (Lc 2: 6-7). Podemos preguntarnos: ¿Es éste un acontecimiento habitual o más bien extraño? Cuántos niños nacen en toda la tierra, en el curso de un día, mientras en unas partes del mundo es de día con su sol iluminando a todos los seres vivientes y en otra reina la oscuridad de la noche; indudablemente, el nacer de un hijo es algo único para un padre y más para una madre, sobre todo si se trata del primer niño, del primogénito. Pero más allá de la alegría no deja de ser un acontecimiento normal que sucede a diario. Es por ello que el nacimiento de Jesús parece ingresar también en esta dimensión estadística de nacimiento común, alegre pero nada más transcendente que lo vivirá la familia como un hito personal.
Pero lo trascendente de este nacimiento hace que nos reunamos cada año, a recordar y festejar el nacimiento ya en este acontecimiento hay algo insólito, consiste quizá en que no se efectúa dentro de los estándares del común de los humanos, bajo el techo de una casa o un lugar apropiado, sino nada mas y nada menos que en un establo, que comúnmente da cobijo sólo a los animales, la primera cuna del Niño nacido recientemente fue un pesebre, un lugar impropio para una criatura de pocos minutos de nacido, expectantes se encontraban una mujer pobre, y un hombre también de humilde condición, pero felices y atentos por todo el misterio ya anunciado por el ángel a María y cuando también le hablo en el sueño a José y viendo al Rey de Reyes acostado en un pesebre, así de una forma indigna para alguien que tendría una corona real o incluso el ser el mismo Dios hacho carne, pero allí estaba, mostrando la máxima humildad y desprendimiento, como los mismos pobres de este mundo que no tienen nada más que dar que su afecto y lo poco que tiene lo comparte, mas luego seguramente su cabeza sería coronada y declarado Rey, pero no un rey terrenal si no celestial y su corona sería de espinas, y colgaría de una cruz, para luego vencer el pecado y reinar sobre todo y todos. Es lógico que ninguno de los habitantes, ni ninguno de los extranjeros presentes entonces en Belén, podía pensar que en aquellos momentos y que en aquel establo, se estaban cumpliendo las palabras del Profeta tantas veces leídas y continuamente meditadas por los hijos de Israel. “Isaías, justamente, había escrito palabras que formaban el contenido de una gran expectación y de una expectativa inquebrantable: "Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto." (Is. 9: 3-7). No obstante, hay algún detalle en las palabras de Isaías que parecer cumplirse ya esta noche al pie de la letra; Isaías había escrito: "El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos." (Is. 9: 2). Belén y toda Palestina. en aquel momento es tierra de sombras, la noche esta avanzada y el mundo duerme sin saber el acontecimiento maravilloso ,fuera de la ciudad "Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño." Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor (Lc.2:9-11) Estas palabras debieron producir una alegría inmensa en los corazones de aquellos hombres sencillos, y también un gran estupor por recordar que el pueblo de Israel era heredero de una gran promesa. Hoy como a esos pastores nos interpela el mensaje y nos anuncia la alegría de ese Verbo encarnado, que lamentablemente muchos olvidamos el significado especial y maravilloso que tiene ese nacimiento en un pesebre lejano en Belén de Judea. La segunda persona de la Trinidad se hizo hombre para los hombres, pobre para los pobres, sacrificio vivo para nosotros que estábamos muertos en el pecado y en la negrura de la noche, en el sueño de la inoperancia y de la desobediencia a Dios. El vino en la fragilidad de un niño, en la pobreza y humildad, que hoy lamentablemente a muchos cristianos parece molestarles a ese Jesús pobre, humilde, frágil, y luego sufriente, y necesitan predicar un Evangelio lejos de la verdad histórica y de la revelación bíblica, necesitan un Evangelio de la prosperidad, de la abundancia, imaginan a un Cristo nacido en cuna de oro y tomando el trono cubierto de perlas, nada más lejos de la verdad que esa predicación o doctrina engañosa que se extiende en las iglesias.
Pero muchos se conforman en oírla, en seguirla ,porque tienen miedo de hallarse con ese niño inocente, envuelto en pañales rústicos, en un pesebre rodeados de animales y lleno seguramente del aroma que desprenden los bueyes o los asnos. No quieren ver a ese Jesús pobre que camino Palestina y que hablo con hombres rudos y los hizo sus discípulos, pescadores sucios, sudorosos y curtidos por el trabajo diario, teniendo escasez como todos lo trabajadores y pobres de este mundo. Pero por negar a ese Jesús, también niegan a la maravilla de la obra que realizó para nuestra redención, revelándose a los pobres, trabajadores esforzados y mendigos, como lo hizo al nacer a los pastores, que en la “casta sacerdotal” no eran bien vistos, por ser hombres errantes, contaminados de impurezas, pero Dios quiso revelarse a los despreciados de Israel, incluso luego a magos de oriente que provenían de lejanas tierras, Dios quiso manifestarse a los despreciados de la sociedad “acomodaticia de la época”, por eso es importante regresar a la profundidad del Evangelio, sumergirnos en cada versículo y descubrir el valioso misterio de la navidad, ese nacimiento de forma milagrosa y todo el desarrollo que aconteció luego, para tener el fin redentor que nos permite ser salvos por la inmensurable gracia de Dios. Recuperemos el verdadero sentido de esta conmemoración y no abundemos en detalles ajenos a lo que recordamos, cuidemos de nuestra oración, de dar las gracias a Dios por su misericordia y la obra que hizo en y por Cristo, para nosotros ser un día participe del banquete celestial. Que Dios hecho hombre y que habito entre nosotros nos bendiga y nos de las fuerzas para ser fieles a su Palabra y obrar como el desea en su infinita voluntad y que demos el testimonio de verdaderos Cristianos.

Rev. José Luis Podestá

Saludo Navideño



Canal de la Iglesia Protestante Libre y del Seminario Teológico San Lucas: www.youtube.com/user/iglesiapl

lunes, 15 de noviembre de 2010

El reencuentro entre Dios y el hombre


Vivimos en una sociedad del siglo XXI en donde lo religioso o el creer se transforma casi en objeto de burla, a pesar que cada día más la gente cree o tiene creencias tan dispares que es difícil poder englobar certeramente cuanta gente tiene fe en tal o cual cosa.
Otros tienen fe en la ciencia, pensando que la antropología, psicología, etnología, etc., darán definitivamente la explicación a todo lo que sucede y harán desaparecer todas las religiones. Pues estos mismos se niegan a reconocer que el ser humano cada día se encuentra en una búsqueda de la trascendencia mayor que lo que la ciencia puede brindarles, claro y no hay que negar que gracias a el desarrollo científico la humanidad tiene un mejor vivir en algunos aspectos, pero también el agobio de las sociedades tecnificadas están obligando al hombre a refugiarse en los caminos seguros de la fe, y cuando me refiero a fe, no solo lo hago desde el punto de vista del Cristianismo, Judaísmo o Islam e incluso el Budismo, que son las corrientes de creencias mas extendida en el mundo, si no también en una gran cantidad de movimiento de “fe”, o de “creencias” que se van expandiendo cada día más, e incluso una búsqueda individual de una fe a “su medida” en donde nadie abarque el espacio que el mismo ocupa y así pueda él desarrollar su creencia.
Así que los que a viva voz proclaman que la “religión” se muere, me trae al recuerdo un “graffiti” que vi en Madrid, que decía en la entrada de un puente la siguiente leyenda “Dios a muerto,firmado Nische”, y al final de la salida del mismo decía “Nische a muerto , firmado Dios”, pues tendría que decirles que se equivocan los que proclaman la defunción de “lo religioso”, tal vez lo que ellos conocen como religión esté transformándose o no creciendo más por ineptitud de nosotros los ministros que tenemos obligaciones de llevar a las persona el mensaje, que por virtud de un “laicismo” mal entendido y con poca coherencia en sus profundidades ya que el mismo que esgrime los argumentos del laicismo termina teniendo una “fe” y una “creencia” en ese modo de ser, también termina en el fondo re-ligado a esa proclama, como una religión, sin ser en el fondo consciente de que así lo hace.
También estos movimientos nos tiene que interpelar en lo profundo de nuestro ser de cómo estamos llevando la evangelización nosotros que tenemos el deposito de la fe de Cristo, que nos reveló al Padre y la acción del Espíritu Santo en el correr del tiempo.
Debemos recomponer los métodos de evangelización y proyectar concienzudamente la forma de presentar la verdad de Cristo al mundo del siglo XXI, hoy lamentablemente estamos exhibiendo el Evangelio de una forma que no es atractiva ni interesante a nadie y por tanto vemos como cada día mas gente se va de nuestras iglesias a otras que les presentan “un evangelio renovado” que en el fondo no es ningún evangelio y solo es una forma de sacar el dinero y jugar con los sentimientos verdaderos de las personas.
Muchas veces nosotros alejamos al hombre de Dios, mostrando casi a un Dios dictador y poco comprensivo, los hemos humanizado demasiado casi a la par de los dioses griegos en que vivían en constantes conflictos entre si y tan miserables como la misma humanidad, entonces provocamos nosotros un alejamiento de la relación entre el Dios bíblico y el hombre, a causa de las cargas, al mejor estilo fariseo, que le colocamos a nuestros miembros.
Es por ello que la búsqueda de lo transcendente se está dando en la inserción y crecimiento de otros grupos religiosos o creencias autónomas y no dentro de una estructura eclesial.
Creo que debemos retomar los valores que llevo a la reforma a afianzarse en la historia e intervenir socialmente más fuerte y sin tanto estructuralismo a la hora de llevar el mensaje de Cristo. Es vergonzoso ver cuando hay que realizar un acto concreto o tomar una decisión para determinado acontecimiento, la lentitud, la cantidad de comisiones y manos por el que pasa el proyecto que cuando se aprueba lamentablemente ya quedo obsoleto por el tiempo transcurrido y volver a realizar las adaptaciones y nuevamente el mismo proceso, eso es una señal clara que a muchas iglesias y diría el 95% de ellas no les importa evangelizar, armar una misión seria, colaborar con las iglesias hermanas en producir y construir un proyecto evangelizador e inclusivo de los miembros de las iglesias asociadas. Es así que la gente cansada se retira a otros lugares en donde encuentra ese equilibrio emocional, esa paz, y el llenado de ese vacío que las iglesias tradicionales no puede cubrir por una falta de agilidad y mentalidad de misión adaptada a esta nueva era que el hombre transita en una búsqueda desesperada de lo trascendente.
Es hora que las iglesias comiencen a tomar enserio su rol de ser dispensadores de los misterios de Cristo y evangelizadoras según el mandato del mismo Señor, y organizando sus estructuras para que las decisiones se tomen rápidamente y estén atento a la velocidad del los tiempos en que vivimos.
Es así que la conmemoración pasada del día de la reforma nos tiene que alentar a reformar lo malo que tenemos y así volver a unir a Dios y el hombre a través del mensaje salvífico de Cristo.
Rev. José Luis Podestá

jueves, 28 de octubre de 2010

Comunicado


La Iglesia Protestante Libre, quiere manifestar su más profundo pesar por el deceso del ex presidente Néstor Kirchner, rogando a Dios dispense el consuelo a su esposa la señora presidenta de la Republica Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y a todos sus familiares.
Estarán presentes en nuestras oraciones todo el pueblo Argentino, como sus autoridades, en especial en este momento particular de la historia de la nación.

lunes, 2 de agosto de 2010

ANIVERSARIO ORDENACION PRESBITERAL



EL 3 DE AGOSTO DE CUMPLE EL CUARTO ANIVERSARIO DE LA ORDENACION PRESBITERAL DE JOSÉ LUIS PODESTÁ.

jueves, 15 de julio de 2010

Dos grandes bendiciones.


En el estudio de la Biblia podemos decir que tenemos dos grandes bendiciones, con la bendición de nuevo pacto, como así lo podemos denominar, es cuando Dios pone sus leyes en la mente de los creyentes, en ese sentido se describe la ley de Dios que nos llama en nuestros corazones y a nuestra mente a realizar las obras que la palabra de Dios nos indica, es así que el intelecto del regenerado que ha controlado y orientado por la palabra de Dios. Una evidencia del “nuevo nacimiento” es la prioridad que se da a las Santas Escrituras en la vida personal, la Biblia se convierte en la delicia de quien ha nacido de nuevo, este sujeto dedica tiempo a la meditación de la palabra de Dios.
En buena parte de la vida de todo cristiano se hace necesario una buena comprensión de la santa palabra de Dios, provocando en esta persona un creciente interés intelectual, es decir, orientará hacia las normas bíblicas todo nuestro accionar estará supeditada a la lectura de la meditación de la palabra de Dios, que nos ira hablando a cada paso de nuestro diario vivir.
Estudiar la palabra de Dios no es un mero intelectualismo, dedicada solamente la investigación pero sin fe, que sólo se convertiría en un profesional avezado conocedor del texto, no viviendo lo que es el espíritu de la palabra de Dios.
La segunda bendición, si la podemos denominar así, es la que dispone Dios en sus mandamientos, quien la escribe sobre nuestro corazón, es donde expresa el sentido real de su ley y nos permite controlar el centro de los afectos y nuestras voluntades, es así que la palabra de Dios está puesta, ejerciendo señorío sobre la vida del regenerado.
Este implica que como cristianos debemos tener una vida conducida por Dios y sujetos totalmente a su palabra, verdad revelada, y con ella conducirnos en la vida diaria, en la educación familiar, el desarrollo eclesial, en la sociedad para combatir los males que afectan a generaciones que están como ovejas sin pastor.
Aclarando la nota anterior cuando me refiero a no gastar esfuerzos ni recursos por temas están en el ámbito civil, si bien tenemos derecho como habitantes de este suelo de expresar nuestras opiniones sobre determinados temas, "el matrimonio de personas del mismo sexo", pero como eso se encuentra dentro de un poder civil que legisla para toda una sociedad independientemente de las confesiones religiosas escapa en gran parte de nuestro poder de acción, eso no quiere decir que podamos manifestarnos según nuestra conciencia ante las autoridades para exponer nuestras opiniones, que son tan válidas como de los grupos que la apoyan, no por eso vamos hacer intolerantes añorando épocas de la inquisición en donde el pensar diferente podría traer la muerte. Pero como iglesia tenemos una palabra revelada, según nuestra fe, a la cual tenemos derecho de exponerla a toda la sociedad, debemos cumplir el mandato de Jesús de predicar el Evangelio a toda criatura.
Es así que primordialmente como cristianos debemos construir y constituir un hogar sano basado en la palabra de Dios respetando los valores que se nos enseña a través de toda la Escritura para lograr fortalecer lo que denominamos "iglesia doméstica" que son la base de toda las iglesias que se constituyen en asamblea pública.
La palabra de Dios para los que creemos es normas de vida, y no debemos ni añadir ni quitar parte de ella, no podemos caer en el error de querer adaptar la palabra de Dios a los tiempos de los hombres, claro está que podemos, adaptar, modernizar, trabajar en nuevas pastorales que permitan ser un iglesia integradora, tolerante, que mire al futuro, atendiendo el presente, pero con base sólida en el pasado, no como mera añoranza de lo que se perdió, de un pasado glorioso en donde nuestras iglesias estaban llenas, sino de mantener una doctrina, que es columna vertebral de toda iglesia sin la cual se pierde sentido doctrinal que hace la identidad de nuestra historia como comunidad de fe.
Es así que incentivo a todos los cristianos a retornar a la palabra de Dios, a su estudio, meditación, una sana comprensión, que nos permita adoptar una pastoral seria a los tiempos que corren pero a su vez estar sujetos a la palabra indeleble de nuestro creador. Invito a todos que volvamos a tener una opción de estudio y meditación de la Biblia y también la apliquemos al nuevo contexto social y desarrollar una pastoral acorde al siglo XXI, que son desafíos diferente a que los reformadores de antaño les tocó vivir. Hoy tenemos la mano en el arado para trabajar esta tierra con la semilla de la fe, con una dosis de tolerancia y otra de firmeza, no por eso ser personas que excluyamos a otros sino todo lo contrario integremos y evangelicemos a nuestros semejantes.

Rev. José Luis Podestá

lunes, 12 de julio de 2010

Ser buenos samaritanos


Podemos observar que en la época de Jesús, en su mayoría, la mentalidad de los maestros de la ley tenían un alto contenido de legalismo, erigiéndose como únicos intérpretes de las verdades bíblicas, no tal cual el espíritu de la revelación divina, sino, que estos maestros interpretaban de una forma fría cada palabra de las Santas Escrituras, sin importarles las necesidades de los de los hombres.

Solamente era permitido lo que marcaba la estructura legal impuesta por estos hombres que se decían doctores de la ley, es así que todo lo que no alcanzaban a comprender o no les interesaba que se realizara era prohibido por la estructura legal que ellos defendían.
Es así que se erigían como los paladines de la verdad y de la moral de todo el pueblo hebreo. Se había llegado a establecer que la ley de culto primaba sobre cualquier ley, inclusive, sobre los derechos de las personas, que luego Jesucristo denominó la ley del amor.

Jesús, se sintió sorprendido por la frialdad y la falta de misericordia que estos maestros ejercían en nombre de Dios y su ley, también nos recuerda que hoy existen en esta sociedad todavía muchos maestros de la ley que dictan cátedras de dogmática, eclesiología, de pastoral y de relaciones humanas.

La parábola del buen samaritano nos interpela sobre la caridad que todos los cristianos debemos tener hacia el prójimo, no por ser diferente a nosotros, en pensamiento, doctrina, pensamiento político, color de piel, etc., debemos discriminar y no practicar la ley del amor dada por Jesucristo hacia los seres humanos. Eso no quiere decir que debemos aceptar todo lo que sucede a nuestro alrededor como meros espectadores y no intervenir de forma clara, pero caritativamente en corregir los abusos, la exclusión, la discriminación. Con nuestro accionar mostrar la verdad del Evangelio que es luz y verdad. No caer, por nuestro afán de predicar el Evangelio, en un fariseísmo, que nos creamos más que la verdad revelada dadas en las escrituras, por el mismo Dios viviente.

Es así como en esta lectura observamos que muchos “maestros” de la ley hebrea esquivaron al infortunado hombre que yacía en el camino, para no contaminarse por la impureza, que según la ley, contraían si prestaban auxilio a un hombre ensangrentado o alguien enfermo que no conocieran. El ejemplo válido es el accionar del samaritano, quien sin importarle si era judío o samaritano o de alguna otra religión del Medio Oriente, le asiste curando sus heridas y pagando al posadero los gastos mientras el hombre se reponía de sus heridas.

Es digno destacar que para muchos de estos letrados, según el libro del Levítico, el prójimo es el israelita, que se reserva, según el mencionado libro, el apelativo de hermano solamente a los pertenecientes a la casa de Israel. Jesús en cambio globaliza el sentido de hermandad a todos los hombres creados por Dios. Esta parábola es un ejemplo vivo de nuestras obligaciones como cristianos ante el sufrimiento, la angustia, el hambre, la injusticia, la marginalidad, la pobreza, la ignorancia, entre otros males que aquejan al ser humano, que lo alejan de la igualdad de oportunidades en una sociedad que pretende ser justa. Nuestro deber es anunciar el verdadero Evangelio a todos sin miramientos ni prejuicios, sino lograr que la verdad, que es Dios mismo, sea anunciada a todos y así rescatar de la oscuridad a los hombres, sobre todo a los más afligidos, a los sufrientes, que necesitan de nosotros, buenos samaritanos del siglo 21, para ser rescatados de esas tinieblas que los someten día a día a las peores condiciones de existencia; sobre todo estar alejados de los beneficios que Dios da al hombre para su verdadera liberación espiritual. Es así que hoy nosotros somos verdaderos liberadores del hombre, a través de la palabra de Dios predicada sanamente, sin añadiduras ni alocadas teorías seudo políticas que lo único que hace es extraviar al hombre y no dirigirlo hacia la verdadera luz que es Jesucristo liberador de los hombres a través de su sacrificio dado en la Cruz por única vez para la redención de sus predilectos.

Es así que tenemos que tener mucho cuidado de no caer en legalismos fuera de las verdades de la Biblia, que en vez de liberar al hombre puede llegar a esclavizar, no logrando el fin propio de las Escrituras que es el conocimiento pleno y verdadero de Dios, que se revela a través de cada versículo, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, haciendo carne cada palabra de las Santas Escrituras que son nuestra norma de fe y vida. Ser verdaderos predicadores de la palabra es un trabajo de inclusión, tolerancia, firmeza en la verdad revelada, sin faltar a la misericordia con nuestro prójimo que es nuestra obligación como cristianos, verdaderos seguidores del amor eterno, que es el mismo Jesucristo, redentor de los hombres, para nosotros ser sal y luz en este mundo de angustia, exclusión, dolor, tinieblas.

Rev. José Luis Podestá

Muchos ruidos y pocas nueces


Es indudable que nos encontramos ante una serie de informaciones, manifestaciones, y opiniones sobre "el matrimonio" de personas del mismo sexo. Situación que causa sorpresa en muchos sectores de la sociedad y estos miran perplejos el debate que en diferentes tonos, opiniones, que se está desarrollando en la sociedad argentina.

Una gran cantidad de cristianos, iglesias y alguna denominación particular, organizan diferentes actos para mostrar su rechazo ante la posibilidad de que se transforme en ley el matrimonio entre personas del mismo sexo. Si bien en las Escrituras es clara la oposición, también es bueno rescatar que esta ley se sujeta principalmente al ámbito civil, pues cada iglesia tiene la facultad de permitir o rechazar, según su fidelidad a la palabra de Dios, que se realice bendiciones de matrimonios del mismo sexo.

Es claro que la palabra de Dios rechaza la unión entre personas del mismo sexo,como podemos ver en las cartas de San Pablo cuando se expresa en diferentes términos sobre esa situación particular. Pero tampoco debemos caer en un contexto que nos conlleve a discriminar a seres humanos por su condición sexual y no integrarlos a una pastoral sería que permita que ellos vayan descubriendo la luz de la verdad bíblica, ser tolerantes no significa que debamos aceptar cualquier circunstancia, acción, que sea contra las normas de la fe bíblica.

Es loable las manifestaciones que se realizan en pro de la familia y su salvaguarda como núcleo de la sociedad y también como iglesia doméstica, pero creo que se está dando demasiada importancia a un acto que está en el ámbito civil y no eclesial, que como cristianos protestantes marcamos siempre que iglesia y estado deben estar diferenciados. Eso no quita que podamos dar libremente nuestra opinión ante algún acto que nos parece que no es acorde a nuestra verdad, este problema sería algo muy menor si como iglesias nos dedicáramos más a evangelizar, llevar la palabra de Dios, y formar cristianos verdaderos, comprometidos con nuestras iglesias, que tengan espíritu misionero y puedan ser sal y luz en una sociedad que vive en tinieblas, por eso la preocupación de muchas iglesias es válida pero también si nos preocupáramos más de nuestros objetivos de formar cristianos con " cerebro" y no cristianos infantiles con poca substancia espiritual, criados como meros receptores de milagros, prosperidades absurdas, obediencia ciega, falta de análisis crítico, tibios, que no producen nada sino que calientan los bancos de las iglesias y tranquilizando así su conciencia domingo tras domingo dejando su ofrenda para luego dormir tranquilos y decir en su interior e cumplido con Dios porque fui a la iglesia y me siento confortado con mi ego.

Por lo tanto, creo sinceramente, que lo primero que tendríamos hacer los cristianos es una evangelización sería y eficaz en nuestras comunidades y a su vez una fuerte evangelización en la sociedad, entonces no tendríamos que estar preocupados por leyes civiles que verdaderamente afectan a una sociedad, pero si hiciéramos las cosas bien según la palabra de Dios, no tendríamos que estar inquietos de que estas conductas "de casamientos de personas del mismo sexo" afecten fuertemente una sociedad si esta estuviera realmente evangelizada. Sinceramente creo que el principal problema no son los seres humanos con la tendencia sexual diferente, sino la falta de compromiso, de acción, de estudio, de preocupación, de seriedad de parte de nuestras comunidades para ser verdaderos misioneros de Cristo resucitado. Si hiciéramos las cosas bien, no estaríamos tan afligidos de que esto pueda provocar un duro golpe a las familias argentinas.

Con esto no estoy haciendo la apología del matrimonio de personas del mismo sexo, todo lo contrario, sino en tratar de abrir los ojos a los cristianos que van de marcha tras marcha en defensa de la familia, cosa que incentivo y apoyo de todo corazón, pero creo que el tiempo y los recursos debiéramos aprovecharlos para una sería programación de una misión nacional, local, que nos permita cristianizar esta sociedad y así no estar pendiente de leyes ni proyectos de leyes que pueden conmover los cimientos de la nación, ya que personas bien formadas en los valores cristianos y con una capacidad crítica de la sociedad según los valores bíblicos no tendría por qué sentirse amenazada ante leyes que intentan, en algunos casos, de subvertir los valores de familia según la visión bíblica. Seguramente alguien que lea fuera de contexto esta nota podrá creer que respaldamos el matrimonio gay, cosa que no pretende estas líneas, sino en poner la verdadera preocupación que debemos tener los cristianos que es nada más y nada menos que extender la palabra de Dios en nuestro territorio, sin preocuparnos demasiado por el ámbito civil.

Rev. José Luis Podestá

viernes, 25 de junio de 2010

EXIGENCIAS DEL DISCIPULO COMENTARIO DE Lc 9, 51-62


El Evangelio nos dice que la generosidad exigida por Jesús a los tres candidatos a seguirle, es radical e imperioso. Incluso, da la impresión de una cierta dureza de parte de Jesús. Pero todo está situado bajo el signo de la exigencia. Jesús ha iniciado el viaje hacia Jerusalén, lugar en donde será sacrificado por nuestros pecados y para nuestra salvación. Esta “pendiente” interminable no se inserta en una dimensión estrictamente geográfica, sino meramente teológica, Jesús se orienta resueltamente hacia el acatamiento de su misión, dada por el Padre.
La marcha de Jesús a Jerusalén no es un viaje común. Por eso el maestro requiere de los discípulos la seriedad de la resolución y del riesgo que lleva seguirle, quien comparte esa aventura, tiene que estar dispuesta a entregar su propia vida.
Por tanto, seguir a Jesús exige, no solo buena voluntad, si no disponibilidad de vivir según su designio, en una constante inseguridad y de la comodidad que da la vida resoluta, ser Cristiano, discípulo de Jesús es vivir en constante movimiento, en no tener nada fijo y estar dispuesto de corazón a hacer la voluntad del Maestro, es así organizar la propia vida según criterios personales, de prosperidad individual a costa del ministerio, no es digno del discípulo verdadero de Jesús, eso no quiere decir que debemos vivir en la mendicidad o en la miseria, pero si ser buenos administradores de los bienes que Dios nos da y estar dispuesto a liberarnos de ellos para cumplir la misión de predicar el Reino.
Esto nos obliga a quebrar muchas veces con las estructuras sociales, políticas, económicas, culturales e incluso afectivas que impidan el movernos diligentemente para llevar la luz del Evangelio, que en algunos casos pueden sujetarnos e impedir nuestro desempeño como discípulos de Jesucristo.
Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres, en diversas funciones, que abandonándolo todo, se envuelven con la causa majestuosa del Evangelio, tomando el arado sin mirar atrás, donan la propia vida en la edificación de un mundo nuevo donde reine la verdad, la justicia y la igualdad de derechos entre los seres humanos, marcando también las situaciones pecaminosas, tanto humanas como sociales, que impiden el conocimiento de Dios.
El seguimiento de Jesús es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Lamentablemente hoy vemos pastores improvisados, sin formación académica, sin espiritualidad, sin esfuerzo y atados en un “negocio de lo religioso” llevando a la confusión a las personas que se acercan en busca del Pan bajado del cielo, Jesucristo. Ser buenos servidores del Evangelio, implica una invitación de Dios, no un capricho alienante de nuestra mente y a su vez una meta que nos debemos proponer con tenacidad.
Es así que en el ministerio que Jesús nos propone en este siglo XXI es mucho más complejo, vimos en una sociedad que descree en todo pero a su vez cree en muchas cosas irresolutas, es un desafío que nos obliga a formarnos debidamente, en lo intelectual y en lo espiritual, implica también tener la habilidad de saber adaptar la pastoral a la necesidades de hoy, como lo hicieron los primigenios cristianos. No vasta tener buenas intenciones, si no también estar aptos para todo el ministerio y las exigencia que nos demanda el seguimiento de Jesús, no es solo levantarse una mañana y decir soy pastor y salir con una Biblia bajo el brazo , predicando cosas que ni siquiera se entienden o se mal interpretan, si no que demanda todo un sacrificio, ser seguidor de Jesucristo no es enriquecerse ni llenarse de oro, ni ser un empresario de la fe, si no ser un servidor sacrificado, despojado y dador de la riqueza que tenemos que es la Palabra de Dios.
Rev. José luis Podestá

domingo, 23 de mayo de 2010

Un bicentenario como punto de partida para una fe bíblica



Estamos transitando el año del bicentenario, más precisamente el mes de la conmemoración de la Revolución de Mayo, grito de libertad del pueblo argentino.
Si bien muchos a nivel histórico y social pueden cuestionar los alcances de esta revolución, desde nuestro punto de vista queremos rescatar la gesta que realizaron estos “hombres de mayo”, que con sus virtudes y errores quisieron construir una patria para todos, si bien por diferentes avatares de la historia no siempre, o pocas veces se alcanzo el anhelo de estos revolucionarios.
Pues con sus luces y sombras, se vive sobre los cimientos de estos héroes, que pensaron un país, una sociedad, estemos de acuerdo o no.
Hoy como iglesia nos toca construir un presente y un futuro basados en esos ideales y estructuras que quedaron como basamento de una sociedad, en muchas ocasiones perturbadas por diferentes acciones de “no muy patriotas argentinos” , es así que necesitamos construir como comunidad cristiana valores firmes y actuales a la luz de la Biblia, forjando una pastoral y teología propia según el contexto en que vivimos, no por ello resignando los valores de la Palabra de Dios, que es inmutable a través del tiempo.
Fundar una teología Biblia arraigada en nuestra entraña cultural y social, no es fácil, hay que tener cuidado en no caer en una seudo teología imbuida de filosofía política que en vez de surgir una teología propia con fundamento sólido en las Escrituras, termina siendo una justificación política o de pensamientos ajenos a la Palabra de Dios.
No debemos repetir errores históricos que con la excusa de formar un pensamiento teológico moderno y adaptado a la cultura, se termino destruyendo y negando la verdad Bíblica, es así que no existe teología sin la Biblia y su verdad, cuando queremos hacer teología solo se podrá respetando los principios bíblicos, y no negándolos o por comodidad adaptándolos a nuestras filosofías. Si no que cuando se quiere formar un pensamiento teológico propio según la cultura tiene que ser si o si con la Palabra de Dios que es siempre actual, que nos permite resolver los problemas de hoy con la fe bíblica de siempre, no debemos cambiar o adaptar la Palabra, si no resolver los problemas bajo su guía.
Es así que este año del bicentenario de la revolución del 25 Mayo de 1.810 nos exige una nueva y sana cosmovisión bíblica o mejor dicho recuperar esa fe que fue tan dañada con la excusa de nuevas adaptaciones, que no hizo más que lacerar la inefable Palabra de Dios.
Recuperemos los ideales que forjaron nuestra nación e incorporemos a nuestra sociedad fragmentada la Palabra de Dios, una guía de vida para una sociedad sana y pujante. Es así que estamos preparando el año pastoral presbiteriano 2.010-2.011,para lograr asumir el desafío que nos pide Dios en este momento histórico.

Rev. José Luis Podestá

El impulso del Espíritu Santo



Con la festividad de Pentecostés, llega a su fin el tiempo pascual. Después de haber celebrado a lo largo de este período la victoria de Jesús sobre la muerte, por su sacrificio en la cruz y su resurrección; su exaltación a la diestra del Padre, hoy la contemplación y la adoración de la Iglesia, subraya la presencia del Espíritu de Dios y la entrega por el Resucitado de su Espíritu a los Apóstoles, para hacerles participar de su misma vida y constituir con ellos su Pueblo.
Es así que la revelación de Dios dada durante todo el Antiguo Testamento, venía nutriendo esa esperanza del hombre, con la promesa de que un día Dios enviaría su Espíritu sobre todos los individuos. Luego dada plenamente en el nuevo Pacto.
Es así que hoy gracias a la encarnación del Verbo, su pasión, muerte , resurrección y el cumplimiento de la promesa de enviar al paráclito, podemos expresar que en la celebración de la Pascua se ha cumplido todo lo que hablaron los profetas en el Vetero Testamento y la gracia otorgada por Cristo al regalarnos El Espíritu Santo.
Siendo que al dar a conocer la revelación del misterio de Dios a los humildes de corazón, ha manifestado su poder a través de la historia de la iglesia, conducida por la verdad que es enseñada en las Santas Escrituras y conformando y formando a su pueblo, unirlos a una nueva humanidad de sus elegidos, para que vayan y den frutos, instaurar visiblemente con ellos el nuevo Pueblo de Dios y destinarlos como fermento del mundo sin ser del mundo, restaurar todo en Cristo y ser lumbrera de la verdad en los diferentes rincones del mundo, para dar la gloria a Dios.
Por eso son tan asombrosos los frutos del Espíritu Santo. Él reúne a la Iglesia, concediendo nueva vida a aquellos que por la fe son incorporados a Jesucristo. Él transforma el interior de los creyentes proporcionándonos la posibilidad de expresar que Jesús es el Señor y de implorar a Dios como Abbá, Padre, dándonos la adopción como hijos amados, en una relación del tú a tú con el Creador, como de Padre a hijo, Él penetra la capacidad de nuestras mentes concediéndonos la gracia de conocer a través de la revelación los misterios de Dios ,claro que no conocemos todo, solo lo revelado y que nos quiso dar para nuestra guía, y con ese conocimiento suficiente nos hace deleitarnos del regalo de su gracia. El paráclito cambió la vida de los discípulos de Jesús que les dió las fuerzas necesarias para salir a predicar la buena noticia. Como a nosotros hoy forjándonos para transformar el mundo con la luz del Evangelio y dándonos fuerza para vivir en el amor mutuo, el gozo, la paz, la generosidad, la entereza y la fidelidad.
El Espíritu Santo, invocado por nuestras comunidades cuando celebramos una sana y verdadera adoración al Creador, está presente sobre los predilectos para afianzar su fidelidad, proclamar al Señor resucitado y convertirnos así en ofrenda agradable a Dios. Congregarnos en la unidad y en la paz, para ser ejemplo de comunión y buenos proclamadores de su Palabra.
Por eso la Iglesia, pueblo de Dios a través de los siglos, nos presenta ésta celebración en la que termina el tiempo pascual y tenemos que mantener presente una oración que debe prolongarse día a día, "Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, Envía Señor tu Espíritu que renueve la faz de la tierra". Amén.
Rev. José Luis Podestá

miércoles, 19 de mayo de 2010

El logos Joaneo como buen pastor


Juan presenta a Jesús como el buen Pastor, no solo por su propia inventiva literaria, si no por propia manifestación de Jesús que se auto indica como el buen Pastor, la puerta del redil, el pastor verdadero.
Esta manifestación pastoral de Jesucristo, lo vemos en el capitulo diez, en donde se presenta como el buen Pastor.
En este relato, es bueno destacar que Jesús no solo se presenta como el buen Pastor, sí no también como la puerta del rebaño, dando a entender que no hay otro paso por donde llegar al Padre, y que a su vez, es Él quien tiene el poder sobre las ovejas, y es el único que las pastorea, o sea la cabeza visible del rebaño universal perteneciente a Dios.
Era muy común que los pastores durmieran adelante de la puerta del redil para vigilar que no entraran ladrones, así se manifiesta Jesucristo como ese pastor que cuida a las ovejas, estos animales solamente seguían a la voz del pastor legítimo, que era normalmente quien entraba por la puerta principal, no dando oportunidad a los ladrones que no los seguían.
Las ovejas conocen esa voz, por eso Jesús expresa que tiene ovejas que no son de ese redil dando alusión a las ovejas que están esparcidas por todos los rincones del mundo, confirmando que habrá un solo rebano y un solo pastor, este es el Hijo de Dios.
En el versículo diecisiete Jesús expresa que Él entrega su vida para volverlas a recibir, y que por eso es amado por el Padre, este sacrificio de Cristo, que va a suceder más adelante en el relato son para volver a recuperar a esas ovejas que el Padre le encargó.
Significa esto que aquellos que fueron escogidos antes de todos los tiempos son atraídos por el nombre y sacrificio de Jesús en la cruz, por la sola fe en el crucificado.
También otra expresión de Jesús es ser la puerta de las ovejas, esta condición es que solo el permite el paso de sus ovejas y no de las extrañas, eso es muy importante tener en cuenta la teología de la salvación que se presenta en esta parte, no hay otro mediador que no sea Jesucristo, no hay ningún vicario de Cristo que reemplace al Buen Pastor, y Él es el único que conoce a la ovejas que le fueron dadas antes de todos los tiempos, esto es un descarte de la teoría universalista de la salvación que dice que todos se salvaran, esto tira por tierra cualquier especulación que todos vamos a entrar, solo los que Él reconoce que son de su rebano podrán traspasar esa puerta, que es Jesucristo.
Todo líder falso se centra en si mismo, este versículo como tantos otros en la Biblia, echa por tierra la pretensión de “vicarias” de Cristo, siendo considerados miembros de esa multitud de ladrones que da a entender Jesús en este capítulo.
Para Juan el Logos, no es una palabra diáfana, sin no la encarnación verdadera del Verbo de Dios, dando a entender por esta parábola que solo por Él y con Él se llega al Padre.
Rev. José Luis Podestá

domingo, 18 de abril de 2010

EL CENTRO DEL KERIGMA CRISTOLÓGICO DE JUAN.


El discurso que aparece en 3:16 “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, si no tenga vida eterna”.
Demuestra Juan en este versículo que el hijo de Dios hace llevar adelante la obra que el Padre le encomendó, siendo pues que la obra salvifica que lleva el Hijo obra también el Padre, porque la salvación de los hombres es obra del Padre, por el hijo a través del Espíritu Santo.
El Logos Divino encarnado, enviado por el Padre, es la imagen real de la acción salvadora de Dios Trino, es el “delegado” del Padre ante los hombres, para que conozcan su “Palabra”, la “Verdad”, que es el mismo Cristo para salvación de los hombres que en él creen.
Esa presencia de la segunda Persona de la Trinidad encarnada, es hacer presente al que nadie ha visto jamás, abajarse a los hombres, para proceder a la redención de sus escogidos.
El evangelista utiliza constantemente en su evangelio las expresiones de Jesús “El Padre que me envió” para machacar sobre la temática de que Jesús no es un hombre más ungido por el Dios altísimo, si no es el mismo Hijo de Dios hecho carne, que habla lo que el Padre le dijo y hace su voluntad.
Manifestar a Jesús como “el evangelio de Dios”, es el fin de Juan en todo el contexto narrativo, el anuncio y realización de la salvación por medio del “Hombre-Dios” manifestado en Jesús de Nazaret , hijo de una virgen llamada María, que habitó entre nosotros para nuestra redención, murió por los escogidos y resucitó.
En su mensaje el Logos Joaneo pone una crisis entre los que escuchan la palabra y entre quienes la rechazan, Juan manifiesta este hecho en varios acontecimientos narrados en su evangelio, especialmente en los acontecimientos milagrosos.
El describir a Jesús como el enviado del Padre, da a entender que existe todo un movimiento elíptico de la figura de Jesús, “nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre” Jn.3:13.
Ese enviado de Dios viene de lo alto, no es un hombre terrenal “ungido” como antiguamente sucedía con los reyes, patriarcas, sacerdotes y los profetas, por esta razón Jesús estaba por encima de todos los predecesores.
Para Juan y para nosotros también, el cielo es el origen del “Logos” hecho carne y la tierra el destino del envío, pero solamente temporal para cumplir el mandato del Padre, debiendo regresar al “seno del Padre” para reinar para siempre.
Juan despliega toda una realidad de la encarnación del hijo de Dios, siendo el centro de su anuncio, de su Kerigma, y demostrando de quien el habla no es un mero profeta, si no, quien habitó y habita con el Padre en unión con el Espíritu Santo.
Juan por lo tanto expresa una cristología fundamental en cada capitulo de su evangelio, que a través de la historia del cristianismo se fue desarrollando y afianzando, no sin luchas e inconvenientes, pero basándose sobre todo en ese anuncio Kerigmatico del escrito Joaneo.
La cercanía a Jesús por parte de este discípulo amado, hace legítima la pretensión del mensaje revelador del misterio, Dios hablo a los hombres en la Palabra Encarnada, en el Hombre Jesús. Siendo que en este Logos convivían las dos naturalezas, la Divina y Humana, que solo de esta forma era posible que el Verbo de Dios caminara entre los hombres y cumpliera el propósito del plan divino, nuestra salvación.
Rev. José Luis Podestá

lunes, 29 de marzo de 2010

La locura de la cruz, locura de amor.


No existe ningún dogma que haya hallado tanta dificultad y provocado tantas réplicas como el de nuestra salvación por la obra redentora de Jesucristo.
La imagen de un Dios, que nos ha creado para que nuestra humanidad se perdiera y que a su vez, jamás quiso mostrarse satisfecho con ninguna ofrenda, o alabanza, con ningún sacrificio de animales o representaciones y muestras de humillación, hasta que hubo entonces de correr la sangre de su propio Hijo, no tiene para las mentes carente de fe asidero o lógica alguna, no resulta nada atractivo, es más, también espanta y choca, subvirtiendo los trasfondos conceptuales y racionales más profundos de nuestra naturaleza, y provocando reflexión de desacuerdo que un Dios Padre, todo amor, toda bondad; al mejor estilo de Pascal que lo define como que es "sensible al corazón".
Entregar a su propio Hijo al sacrificio más ignominioso, y seleccionar incluso a los salvos y a los que serán condenados, es decir mostrando a un Dios irracional, perturbado en lo más profundo, dando una imagen terrible a la humanidad, casi un espanto agobiante y lúgubre sobre la historia humana, provocando una desazón y un tremendismo en el final que nos tocaría padecer a seres imperfectos como nosotros, pecadores enraizados en el lodo de lo mundano y nuestra frágil naturaleza.
Estas contradicciones asombrosas no son incomprensibles más que para aquéllos que se conservan sobre la base absoluta del razonamiento puramente empírico y por esta razón, desechan con excesiva facilidad la naturaleza de las relaciones que existen entre Dios y el hombre, todo un misterio.
Es así que el medio de esta relación es de orden ontológico, por lo tanto la elucidación que puede y debe darse de ella pertenece a un dominio que sobrepasa el de la experiencia y de todo entendimiento lógico, no limitado por las categorías del espacio y del tiempo.
Las contradicciones aparentes se disipan cuando las reflexionamos sobre el plano de lo real y desde el punto de vista del todo que es lo único que responde a la realidad de las cosas. Siendo que solo nos invita a reconocer que por la fe, y la verdad revelada en las Santas Escrituras, observamos a la redención como un absoluto misterio, justamente como todas nuestras relaciones existentes con Dios , siendo así que nosotros seres finitos e imperfectos, nos comunicamos con un ser infinito, Dios, dándonos cuenta que todo es misterio, y revelado en su justa medida en la Biblia, pero no por ello dejando de percibir que en todas las cosas hay un secreto de Dios, en cada árbol, en cada brisa, en la hierba, en el pájaro, en las estrellas y en su brillantez en la noche, etc. todo es un solo enigma divino, como lo es el mismo amor. La redención dada por el amor más supremo pasa a ser el insondable secreto, es el misterio del amor de Dios para sus criaturas. Para alcanzarlo hay que haber ejercitado y comprendido el amor, como dice San Pablo, en Corintios 13, sin amor nada soy. Sin tener amor a Dios y dado por Dios, nunca comprenderemos el sacrificio pascual que demandó por parte del Hijo, el Verbo hecho carne, para lograr nuestra liberación del pecado y de la oscuridad en la cual estábamos inmersos.
Es así que nuestra Pascua, el paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, de estar fuera de la mano de Dios al estar entre sus brazos como sus hijos amados, gracias al sacrificio de Cristo, por sus queridos, por sus elegidos.

Es por eso que el Logos de Dios, el Verbo, el Hijo amado, se humilló a sí mismo, como dice San Pablo en su carta a los Filipenses: “El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús = toda rodilla se doble = en los cielos, en la tierra y en los abismos, = y toda lengua confiese = que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.” (Fil. 2:5-11).
Es así que la locura y absurdo de la cruz, de un Dios Padre que entrega a su Hijo al sacrificio más cruel, al vituperio más absoluto, ser ultrajado por seres limitados e inferiores, solo lo podemos comprender mediante la “razón de la Fe”, porque toda fe es razonada en lo profundo de la mente y del corazón, no es solo una fe de “ Aleluyas”, sino , en la profundidad del ser que explota ante la magnificencia del amor absoluto, casi absurdo que Dios tiene por la humanidad, por sus amados. Siendo así que comenzamos la Semana Santa, como se la denomina en el ámbito eclesial, para culminar en un día de gloria para todos los cristianos, el Domingo de Pascua, en donde la locura de la cruz, se transforma en árbol de vida para el mismo Hijo de Dios hecho hombre, y para salvación de la humanidad amada por Él, solo con la fe y con la razón de nuestro corazón entenderemos este gran misterio, que solo alguien loco de amor por otro, se entrega a la muerte para salvar al ser amado, a si Dios Padre, entrega a Dios hijo, quien muere y resucita para salvación.
Que esta Pascua de Resurrección sea un nuevo vuelco a nuestro corazón y logre renovarnos en la fidelidad a Dios, Uno y Trino.
Felices Pascuas de Resurrección.
Rev. José Luis Podestá

domingo, 28 de febrero de 2010

Cuarenta días, tiempo de preparación.


Comenzamos el camino cuaresmal, 40 días de preparación para la Pascua, desde el punto de vista cristiano tiene otra visión, que es el paso de la muerte a la vida, la vida en Cristo.
Pues es cierto que muchos no conmemoran este tiempo, pero creo personalmente que es de gran valor para lograr realizar un análisis de nuestras acciones, y así depurar algunas actitudes, y formas de ver la fe casi muchas veces como taboo o ciencia oculta, y lograr descubrir las bondades de la salvación en Cristo Jesús. Este transcurso de tiempo nos permitirá acercarnos más a las Escrituras y a la oración, para así consolidar nuestra fe en el resucitado y meditar en los misterios de la encarnación del Verbo y su sacrificio en la Pascua, como de su resurrección para nuestra salvación.
Lamentablemente hoy la cuaresma pasa a ser más una etapa de dieta o de misticismos que un encuentro real con el resucitado, saber comprender el verdadero sacrificio de Cristo como nuestro proceso de higiene espiritual, sabemos que no somos inmaculados, todos tenemos pecados y necesitamos de Dios para ser salvados, por nuestros medios no podemos lograr nada, por lo tanto esta etapa nos ayuda a ver en nuestro interior para ver cuales son esas manchas, la herrumbre del pecado que todavía hace mella en nosotros día a día.
También como iglesia Cristiana debemos replantearnos que estamos haciendo mal o cual es la herrumbre que nos quedo e inmoviliza para la misión, para proclamar la Palabra de Dios a toda criatura, lamentablemente quedamos muchas veces diseñando tácticas y formas para llevar el Evangelio y no logramos nada, o nos preocupamos por nuestros intereses personales a costa de la expansión del Reino de Dios.

También mal interpretamos o agregamos a la Biblia cosas que ella no dice o sacamos de contexto, quedando como supremos intolerantes, creyéndonos que interpretamos correctamente y caemos en la soberbia que nos impide ver a nuestro alrededor y observar las necesidades del mundo, y de nuestros compañeros de camino, caímos en un facilismo de la interpretación de las Escrituras y no nos atrevemos a navegar mar a dentro de la sagrada Biblia, y estudiar el contexto, la cultura, la filología, los idiomas, y sobre todo conocer más allá de ella, buscar las creencias y cultura de los pueblos que rodearon a la nación Hebrea, para así obtener respuestas y conocer más de la rica verdad que se nos lego. Claro que es más fácil encerrase en decir tengo la verdad y pecar de intolerante, en vez de escuchar y tener los argumentos que enseñen la verdadera Palabra de Dios.
Cuantos fallos como iglesias cristianas a través de la historia producimos por no ser tolerantes o conocer verdaderamente la palabra de Dios, y solo hablar por nosotros mismo y no por lo dado por la revelación de Dios en su palabra escrita.
Por eso este tiempo nos debe preparar como personas , descubrir nuestros defectos para llegar a una Pascua de Resurrección con un espíritu dispuesto a continuar el camino, también como iglesia necesitamos limpiar nuestro óxido y adentrarnos mas en la Palabra de Dios, y dejarnos guiar por el Espíritu Santo, vivimos en el 2.010 en un mundo en donde todo lo que es fácil lo incorpora, pero cada vez más vacío de si mismo, es allí que como institución eclesial tenemos que hacernos presentes, no quedar llorando lo perdido o la tradición que empolva anaqueles de libros, si no en actualizar la palabra siempre eterna de Dios, que como gran arquitecto diseño cada rincón del ser y del mundo para que nosotros extendamos su Palabra, el mensaje salvador, no nos quedemos solo en buenas intenciones, llorando lo que se pierdó o esgrimiendo verdades que no lo son tal y que en vez de sumar restan ciervos de Dios y alejan a la gente cada día más de las iglesias, vamos adelante con el Evangelio en la mano y con mente y corazón abierto pero con la certeza de que Jesús esta con nosotros en este tiempo de cuaresma que nos limpia y nos prepara para el gran paso, la Pascua de la Resurrección.
Pero recordemos que no hay resurrección sin cruz, ¡vamos luchemos, adelante, preparémonos para la batalla en esta cuaresma!