jueves, 15 de julio de 2010

Dos grandes bendiciones.


En el estudio de la Biblia podemos decir que tenemos dos grandes bendiciones, con la bendición de nuevo pacto, como así lo podemos denominar, es cuando Dios pone sus leyes en la mente de los creyentes, en ese sentido se describe la ley de Dios que nos llama en nuestros corazones y a nuestra mente a realizar las obras que la palabra de Dios nos indica, es así que el intelecto del regenerado que ha controlado y orientado por la palabra de Dios. Una evidencia del “nuevo nacimiento” es la prioridad que se da a las Santas Escrituras en la vida personal, la Biblia se convierte en la delicia de quien ha nacido de nuevo, este sujeto dedica tiempo a la meditación de la palabra de Dios.
En buena parte de la vida de todo cristiano se hace necesario una buena comprensión de la santa palabra de Dios, provocando en esta persona un creciente interés intelectual, es decir, orientará hacia las normas bíblicas todo nuestro accionar estará supeditada a la lectura de la meditación de la palabra de Dios, que nos ira hablando a cada paso de nuestro diario vivir.
Estudiar la palabra de Dios no es un mero intelectualismo, dedicada solamente la investigación pero sin fe, que sólo se convertiría en un profesional avezado conocedor del texto, no viviendo lo que es el espíritu de la palabra de Dios.
La segunda bendición, si la podemos denominar así, es la que dispone Dios en sus mandamientos, quien la escribe sobre nuestro corazón, es donde expresa el sentido real de su ley y nos permite controlar el centro de los afectos y nuestras voluntades, es así que la palabra de Dios está puesta, ejerciendo señorío sobre la vida del regenerado.
Este implica que como cristianos debemos tener una vida conducida por Dios y sujetos totalmente a su palabra, verdad revelada, y con ella conducirnos en la vida diaria, en la educación familiar, el desarrollo eclesial, en la sociedad para combatir los males que afectan a generaciones que están como ovejas sin pastor.
Aclarando la nota anterior cuando me refiero a no gastar esfuerzos ni recursos por temas están en el ámbito civil, si bien tenemos derecho como habitantes de este suelo de expresar nuestras opiniones sobre determinados temas, "el matrimonio de personas del mismo sexo", pero como eso se encuentra dentro de un poder civil que legisla para toda una sociedad independientemente de las confesiones religiosas escapa en gran parte de nuestro poder de acción, eso no quiere decir que podamos manifestarnos según nuestra conciencia ante las autoridades para exponer nuestras opiniones, que son tan válidas como de los grupos que la apoyan, no por eso vamos hacer intolerantes añorando épocas de la inquisición en donde el pensar diferente podría traer la muerte. Pero como iglesia tenemos una palabra revelada, según nuestra fe, a la cual tenemos derecho de exponerla a toda la sociedad, debemos cumplir el mandato de Jesús de predicar el Evangelio a toda criatura.
Es así que primordialmente como cristianos debemos construir y constituir un hogar sano basado en la palabra de Dios respetando los valores que se nos enseña a través de toda la Escritura para lograr fortalecer lo que denominamos "iglesia doméstica" que son la base de toda las iglesias que se constituyen en asamblea pública.
La palabra de Dios para los que creemos es normas de vida, y no debemos ni añadir ni quitar parte de ella, no podemos caer en el error de querer adaptar la palabra de Dios a los tiempos de los hombres, claro está que podemos, adaptar, modernizar, trabajar en nuevas pastorales que permitan ser un iglesia integradora, tolerante, que mire al futuro, atendiendo el presente, pero con base sólida en el pasado, no como mera añoranza de lo que se perdió, de un pasado glorioso en donde nuestras iglesias estaban llenas, sino de mantener una doctrina, que es columna vertebral de toda iglesia sin la cual se pierde sentido doctrinal que hace la identidad de nuestra historia como comunidad de fe.
Es así que incentivo a todos los cristianos a retornar a la palabra de Dios, a su estudio, meditación, una sana comprensión, que nos permita adoptar una pastoral seria a los tiempos que corren pero a su vez estar sujetos a la palabra indeleble de nuestro creador. Invito a todos que volvamos a tener una opción de estudio y meditación de la Biblia y también la apliquemos al nuevo contexto social y desarrollar una pastoral acorde al siglo XXI, que son desafíos diferente a que los reformadores de antaño les tocó vivir. Hoy tenemos la mano en el arado para trabajar esta tierra con la semilla de la fe, con una dosis de tolerancia y otra de firmeza, no por eso ser personas que excluyamos a otros sino todo lo contrario integremos y evangelicemos a nuestros semejantes.

Rev. José Luis Podestá

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