lunes, 12 de mayo de 2008

La habilidad hermenéutico-alegórica en Pablo.



En su reputada exégesis de la historia de Abraham, Sara y Agar, Pablo usa el participio griego allegorein, que significa hablar alegóricamente, así con esta forma deja entrever su formación con grandes influencias helenísticas, aprendizaje que seguramente le sirvió para realizar toda una explicación en sus escritos de las diferentes verdades rebeladas.

Esta capacidad intelectual en Pablo incentivó más ágilmente la alegorización de otros textos, especialmente en las cartas, en particular la epístola a los Hebreos que promovió una alegoría sistemática y más polémica sobre la Ley Mosaica, esta forma de la interpretación de las Escrituras obrada por el Apóstol de los Gentiles, dejó ver también una indiscutible familiaridad con la middot rabínica y con la lógica de la exégesis pésher. Esta última tiene valor para la exégesis de algunos textos paulinos hoy por los Biblistas.

Pablo, como seguramente sucedió, no compartía todos los principios hermenéuticos de la comunidad de judía en general y en espacial los categóricos interpretativos de la comunidad de Qumrán, pero casi seguro participaba como ellos de la convicción de vivir en los espacios de la revelación final de Dios. Este develamiento le había alcanzado a él personalmente, adyacente con su nueva visión de la obra redentora de Jesús, el Cristo, y de su oportuna misión en el plan de salvación de Dios para el fin de los tiempos.

Como lo vemos en, (Gál.12:16), para Pablo, el centro hermenéutico de la Escritura se transportaba desde la Torá al mensaje profético, de tal manera que él confrontó la consumación de las profecías mesiánicas con la venida, la muerte y la resurrección de Jesús.

La analogía de la profecía y el cumplimiento en Cristo Jesús, hizo de la Escrituras judías el libro de los cristianos primitivos y les dio la clave para vislumbrar los eventos vividos por la primera generación de los discípulos de Jesús durante la vida terrena del Maestro y después de su resurrección. El Nuevo Testamento, provocaba una nueva lectura de la historia de Dios con su pueblo, que llegó a ser posible porque el Señor resucitado había abierto la comprensión de sus discípulos para que intuyeran el auténtico sentido de las Escrituras.

Pablo enseña este hecho de esencial jerarquía basado en un midrásh sobre la gloria que irradiaba el rostro de Moisés (2 Cor3:4-18). A raíz de aquel deslumbrante resplandor Moisés debió cubrir su rostro con un velo porque los israelitas no podían fijar su mirada en Yahvé. Pero actualmente ese velo, tomado en sentido alegórico, personifica la ceguera de los que se obstinan en imputar un valor indisoluble a lo que no era nada más que una fase fugaz. Por lo tanto, el velo ya no está sobre el rostro de Moisés, sino en los ojos y en los corazones de quienes leen el Antiguo Testamento, sin alcanzar a intuir el verdadero valor de la Alianza Mosaica y de su plenitud en la Nueva Alianza establecida por Cristo.

En varios pasajes de sus cartas, Pablo tiene una tipologia peculiar, en ella vemos que enseña a sus lectores que lo redactado en los libros sagrados del pueblo de Israel había sido escrito “para nuestra conveniencia”, a simple vista, estas aplicaciones parecen reflejar puramente procedimientos surgidos de la midrásh haggádico. Lo vemos cuando Pablo lo expresa en, (1 Cor 10:1-11), Pablo rehace este estilo midráshico con las tradiciones conectadas con (Éx 17:5-6; Num 21:16-17; Dt 32:1-7.) Pero su diferente principio hermenéutico da a la exégesis un nuevo marco, comparable al del pésher de Qumrán. En este contexto, emplea las palabras “typos”,(1 Cor 10,6; Rom.5:14) y “típicos” ,(1 Cor 10:11). Estos “tipos” en las Escrituras Hebreas era parte de la instrucción bautismal de Pablo, que facultaba a los cristianos para reconocer a Cristo como la roca espiritual de la que bebieron los israelitas, en tanto realizaban su marcha por el desierto en el Éxodo, así también los Cristianos en su marcha por este nuevo desierto rumbo a la patria celestial, el Reino de Dios.

Así la utilización de la alegoría en Pablo, como en otros antiguos escritores cristianos, tomó una característica escatológica significativa y de suma importancia. Los sucesos de la historia Hebrea fueron leídos como figura de los eventos del fin de los tiempos, que ya se habían iniciado con la revelación de Jesucristo.

Podemos esgrimir que Dios desde los eventos de la historia de Israel, y la alegoría tipológica que emplaza la salvación en el reino de la verdad más allá de la historia, llegó a ser privativa de la exégesis cristiana en el siglo II, dando las bases importantísimas para todo el posterior desarrollo teológico.

La misión de Pablo a los gentiles preparó el camino para este progreso que intervino directamente en la hermenéutica de los primeros cristianos , en especial de la era de los Padres de la iglesia, en sus diferentes áreas de la reflexión teológica, esta misión significó un camino decisivo para la fe centralizada en el Verbo hecho carne, el
Salvador y su obra en el tiempo.

Rev. José Luis Podestá

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