sábado, 3 de mayo de 2008

VENI CREATOR SPIRITUS


El próximo domingo 11 conmemoramos el día de Pentecostés, esa maravillosa situación que vivieron los Apóstoles directos de Jesús, en donde del miedo aterrador que los tenía anulados y escondidos, por temor a los judíos, reciben el Espíritu Santo prometido por el mismo Jesucristo.

Esa fuerza que recibieron por pura gracia, que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, los movió a predicar hasta los confines de la tierra, pero siempre no haciendo su voluntad si no la de Dios, que a través del Santo Paráclito disponía a donde cada uno de sus mensajero debían ir y que hacer.

Hoy en este siglo XXI, deberíamos conocer más la doctrina del Espíritu Santo, saber como esta Persona de la Trinidad Santa, intervino desde la creación y permanece trabajando en el mundo de hoy.

No podemos olvidar como desde el principio del mundo trabajó incasablemente en cada detalle, como surcó la historia de la humanidad acompañando a los hombres y mujeres que llevaban un mensaje de Dios, desde Abraham, hasta los Apóstoles, condujo sus vidas, llenándolos de las gracias dispensadas por el Padre, es bueno decir que donde estaba una de las Personas de la Trinidad las otras dos estaban, no actúan sueltas como descoordinadas del resto. Hoy a nosotros también nos guía, nos conduce a donde Dios nos quiere llevar, es necesario que sepamos estar a la escucha del Espíritu para dirimir cual es el camino que el quiere de nosotros, ver donde Dios nos llama y para que, así como los primeros Apóstoles, se dejaron conducir por ese fuego liberador e infinito. Hoy nosotros entreguémonos a ser portados a donde Él lo disponga, es fuego de Dios, fuego de libertad de los hombres, y sabemos que por la verdad rebelada dada en la Biblia, el Espíritu nos habla, nos guía y nos interpela a la acción.

No nos quedemos como los discípulos de Jesús encerrados temerosos en nuestros templos, casas, o seminarios, salgamos a la realidad del mundo a llevar el Evangelio, no con miradas egoístas, si no con fuerza evangelizadora, no como opresores de consciencia si no como liberadores del pensamiento a la luz de la verdad de las Escrituras, sepamos pues recuperar el espacio perdido en este Pentecostés, dejar siempre actuar al Espíritu Santo, no le pongamos grilletes, ni le “cortemos las alas” si no seamos dóciles a la voluntad Divina, ser predicadores de sus verdades, y siempre reconocer y someternos a la absoluta soberanía de Dios, que Él nos predestino antes de todos los siglos a ser sus hijos y sus emisarios hoy para ser sal y luz en esta tierra.

Rev. José Luis Podestá

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