lunes, 1 de diciembre de 2008

Elaborar el duelo a los pies de Cristo.



Parece un poco extraño cuando decimos elaborar el duelo a los pies de Cristo, si bien no tendría que ser así para los cristianos reformados, ya que toda nuestra confianza está puesta en Dios y en su soberanía, que nada sucede en el mundo sin que Él lo determine.
Y no menos extraño es cuando hablamos de la muerte de un ser querido, donde un sin número de preguntas y generalmente todas sin respuestas aparente surcan nuestra mente, eso si la angustia nos invade a cada paso, y la desesperación ataca sin consuelo cuando no encontramos las respuestas adecuadas, siempre terminamos en lo mismo, el clásico “¿porque a mi…?” y alguno con poco tacto tal ves diría y ¿porque no a vos? , de cierto es que de uno u otro lado de las preguntas y situaciones, a todos nos toca de cerca la muerte, sea en forma de un familiar o seres queridos, o en el ministerio pastoral, pero lo importante es elaborar los duelos, incluso el ministro que ve tanto sufrimiento tiene que tener un proceso de elaboración de duelos constantes, si bien es obvio que no es el mismo crudo dolor que le sucede a un familiar directo, no es menos importante, por lo tanto lo principal que debe hacer un ministro es acompañar a elaborar el duelo a los que sufrieron la perdida y a su vez aprender a realizar el duelo, entre el tu y el yo, entre el duelo ministerial y el duelo de la persona que sufrió la perdida.
Pero las cosas sinceramente no se pueden apurara en ningún orden de la vida, y menos en la elaboración del duelo, porque si aceleramos los tiempos podemos cometer graves errores que producirán secuelas en las personas, por eso todo tiene sus tiempos y momentos justos para tratarlos
Si se quiere salir rápidamente del sufrimiento debemos respetar cada instante, cada paso, si bien sabemos que no siempre es posible. Pero con el pesar por la perdida hay que ser equilibrados en los períodos, pero no pasivos, hay que conocer nuestros tiempos de recuperación sin miedo a sentirnos débiles y si es que necesitamos más que otros, cada persona es única e irrepetible, y cada proceso es único y son "nuestros tiempos" de elaboración, nunca apurarlos, tampoco sostenerlos más de la cuenta que provoquen que caigamos en una profunda depresión que en algunos casos serian irrecuperables o de difícil nivelación pisco-emocional .
El acompañamiento en todo el proceso de duelo es una disciplina y una práctica que envuelven al profesional que acompaña ese proceso o en el familiar o allegado una coherencia absoluta, como así también una capacidad de apertura del doliente por la perdida del un ser querido, porque la persona tiene que actuar con madurez afectiva y efectiva y sobre todo una gran capacidad de escucha a la persona que quiere ayudarle, desplegar una apertura en la relación entre el que ayuda a la recuperación y la persona que se somete a ser ayudada , es una habilidad en la relación entre el tu y el yo en lo profundo de nuestro ser, pero sobre todo, esa recuperación se tiene que dar a los pies de Cristo, es necesario que comprendamos la muerte redentora del Señor para así nosotros poder comprender la muerte física de nuestro ser querido, sabiendo que lo perdimos físicamente solo por unos momentos en nuestra vida, pero que pronto lo volveremos a ver tal cual fue a los pies de Cristo, quien es el “sanador por naturaleza de nuestros males” .
La recuperación de una perdida se realizara paulatinamente, nunca en forma alborotada y menos con escapismos inútiles para no sufrir, recordemos que muchas veces el sufrimiento es redentor, en el caso del duelo es una forma de sanción de nuestra herida por la perdida, es bueno poder desahogarse y a partir del gran bálsamo de haberse sincerado de nuestro dolor interno con el que realiza el proceso de acompañamiento, es imprescindible que comencemos a caminar en la reparación de las aflicciones, hablar siempre, sin miedo ni tapujos, ser sinceros sin dobleces , estar abierto y no ocultar nunca nada, ni los miedos ni los fracasos en el proceso de duelo.
Pero es fundamental que se realice todo bajo la presencia de Cristo, Todo con Dios, nada sin Dios, si no será un proceso vacío, algo temporal y casi dolorosamente rutinario y perdiendo el verdadero valor de la vida que es el estar y participar en la mesa del Creador del universo. Una elaboración con los ojos puestos en Cristo, es una elaboración segura, firme sobre la roca.
Porque tener siempre en cuenta que si el grano de trigo no muere y desaparece, no puede dar frutos, cuando un ser querido muere, esta dando frutos en el Reino de los Cielos, por eso es muy importante la fe verdadera, y la lectura asidua de la Palabra de Dios para el proceso de rehabilitación de nuestros sentimientos heridos por la perdida, por el abandono no deseado de el ser amado, pero recordemos que siempre Cristo esta con nosotros hasta el fin del mundo y también en la vida futura en su Reino.
No se queden solos nunca, llamen a las personas necesarias e idóneas para acompañase en la reconstrucción de lo emocional, en la forja del duelo, pero sobre todo no se olviden de lo más importante, Cristo el Señor de la vida, porque Cristo es Señor de los vivientes, no de los muertos, el fin de nuestra vida en la tierra no es la extinción de la existencia nuestra, sino la continuación de un largo vivir.
Que Dios alumbre a las personas que apoyan a los que están en la angustia de la perdida y a las personas sufrientes de la muerte de un ser querido para que logren conformarse según los designios de Dios.
Rev. José Luis Podestá

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