jueves, 6 de marzo de 2008

Enigma de la constitución humana.



Unos de los grandes interrogantes en la mente de todo ser humano, es como está conformado el hombre, para los que somos creyentes está compuesto de materia y espíritu, lo que solemos llamar cuerpo y alma, mientras muchas personas consideran que el hombre es solo materia desechable con un fin.
Este enigma siempre a resolver para los que no tienen fe, y claro para los que confiamos en la Palabra de Dios, se transforma diariamente en un debate y estilo de vida, que directa o indirectamente influye en la sociedad.
Generalmente la gente que rechaza la verdad de la constitución humana en dos realidades como son el cuerpo corruptible y el alma eterna, generalmente esgrime una serie de argumentos que a la hora que se inicia un dialogo serio sobre la naturaleza del ser humano, pierden el sentido de la realidad eterna del hombre creado a imagen de Dios.
Si estamos en condiciones de afirmar que las Escrituras apoyan la composición en dos realidades del hombre, alma y cuerpo, el cuerpo razón material que sirve de sostén “embace” del alma, no en el sentido filosófico Platónico que tenía al cuerpo como cárcel del alma si no como real y verdadero portador del alma creada por Dios para la eternidad, que es la que sufrirá en definitiva ante el juicio de Dios, la salvación o condenación eterna según su designio antes de todos los tiempos.
Esa realidad de la dicotomía existente en el hombre, es fundamental para entender el proceso y la realidad del concepto bíblico-antropológico de la muerte en el hombre, comprendiendo que el hombre, adoptado por Dios para la salvación, no perece en un halito de vacío estrecho e infinito, si no que pasa de un estado de corrupción a otro de incorrupción; ese proceso en donde el alma se encuentra con su creador a la espera de unirse al cuerpo transfigurado, para una nueva humanidad o que es lo mismo una nueva generación al servicio perfecto de y con Dios.
Por lo tanto esa vieja naturaleza corruptible de nuestros cuerpos será transformada, pero aquellos que niegan la corruptibilidad del hombre, pueden observar a alguien en su lecho de muerte, en donde está profundamente marcado la fragilidad del cuerpo que portamos, por lo tanto nuestra única garantía es la supervivencia de nuestra alma en las manos del Creador, que luego en el ultimo día, restaurara nuestros cuerpos
Si seguimos el pensamiento de San Pablo, vemos que el pone énfasis en llamar al cuerpo resucitado “cuerpo espiritual”, muchos creen que lo espiritual erróneamente sería algo como un fantasma, algo carente de materia que pueda reunir características de verosimilitud.
Por cierto nada más erróneo y confuso de los que tratan al cuerpo espiritual como mero despojo “animorum” eclipsando las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.
El concepto Paulino de lo espiritual, es la existencia de un cuerpo imperecedero, libre de la corrupción del pecado, impregnado del Espíritu del Creador.
No obstante es comprensible que el peso del pecado sobre nuestras vidas nos hagan titubear de la realidad de nuestra existencia, dejando vacíos existenciales cuando se carece de la certeza de la fe, que es un don de Dios a sus hijos.
Tengamos puesta la vista en Jesús, que es nuestro Señor y dueño de la vida, con gozo estemos prestos a su servicio.


Rev.José Luis Podestá

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