domingo, 27 de enero de 2008

La visión sanante del ministerio pastoral




Dentro de nuestra pastoral es necesario tener en claro que es el hombre, cuando digo hombre me refiero a la humanidad sin distinción de género, más en la visitación a los dolientes en circunstancias hospitalarias, ya que un concepto erróneo puede afectar y malograr toda nuestra actividad.

Un punto indefectiblemente claro para los reformados es el origen del ser humano, este es creatura de Dios, hecho a la imagen y semejanza del Creador, por lo tanto esto hace que cada persona sea maravillosa desde su origen ya que es conforme a la semejanza Divina.


No por esto deja de surgir la pregunta ¿qué es el hombre? ¿Porque somos entonces capaz de hacer grandes cosas y también las más aberrantes? Para comprender esas preguntas y las respuestas a las mismas, tenemos que adentrarnos a las páginas de la Biblia, en la cual conseguiremos la respuesta exacta a cada uno de nuestros interrogantes, en especial el que somos y para que somos.

Es deber del creyente saber que el hombre se condenaba por haberse revelado contra Dios y los sufrimientos suscitado por ese acontecimiento. Es aclaratorio que hoy existen quienes se condenan y quienes son salvos, en contra de la ignominiosa teoría universalista de la salvación, pues hablando desde el punto de vista reformado y de los hijos salvados de Dios, pero esto no quita que nos preocupemos de todos los seres humanos, en especial los enfermos, a quienes por igual y sin discriminación debemos predicarles el Evangelio y así aliviar con la Palabra de Dios sus angustias.

La pastoral hospitalaria demanda una concienzuda preparación en el manejo de las Escrituras y en la formación ética, en especial en la bioética, ya que se necesita una sólida base para hacer frente a las diferentes situaciones a que nos enfrentamos, y sobre todo teniendo en cuenta que cada persona es un “mundo” diferente a otra.

Así la dimensión valorativa del ser humano esta dada por el hecho fundamental de que es creado por Dios, muchos hoy y en especial en el mercadeo del ambiente sanitario es considerado solamente como una fuente de recursos para el centro hospitalario o simplemente estimado por allegados como nada, algo carente de valor mas allá de la utilidad momentánea, visto como una fuente de producción, cuando esa fuente se seca, deja de ser útil, lo vemos eso con las personas de edad , las cuales son depositados como paquetes molestos en asilos, no por no poder encargares de ellos por razones de fuerza mayor, si no como desechos sociales que solo molestan a la vorágine del vivir diario y dejarlos esperar la angustia del final de sus días para ser “fagocitados por la muerte”.

Hecho, que en algunos casos también a algunos pacientes de enfermedades terminales, que son sostenidos para una muerte lenta y latente cada día, sembrando angustias en el doliente de patología extrema y en sus familiares.

Nosotros como cristianos reformados, debemos tener clara nuestra visión de que somos valiosos, de que somos los más opuestos a estas sociedades del “depósitum” de seres humanos, que tenemos la obligación de resaltar el valor de la vida en todos sus estamentos, ser lumbreras de la obra redentora de Cristo.

Recordemos que la reforma trajo resultados extraordinarios a las sociedades en donde se hizo fuerte, y hoy lamentablemente en muchos de esos países en donde la reforma brillo con fuerzas se convirtieron en los principales instigadores de la muerte y del abandono del ser humano.

Retornar a la Biblia es recuperar el sentido humano legítimo de la vida, ese sentido creado por Dios, revelado en cada versículo de las Santas Escrituras, obteniendo las respuesta que atormentaron a tantos pensadores del renacimiento y angustian a los de hoy, evitar así el problema que les surgió y les surge a muchos hoy esa cuestión entre la naturaleza y la gracia, que en realidad son dos patas de una misma mesa, que lamentablemente es descuidada. Es pues nuestra función como pastores recuperar esas dimensiones en el ámbito de la pastoral sanitaria.

No es casualidad que hoy tengamos sociedades descoyuntadas, y en especial sistemas hospitalarios o miembros de ese sistema, inhumanos, o de escasos recursos en los centros de internación que dejan al paciente a la misericordia de Dios, como barca sin timonel esperando la muerte o una recuperación milagrosa. Es ésta situación que nos provoca a los pastores reformados a predicar el Evangelio en todos los ámbitos, en especial el de la salud, a todos sin distinción, ya Dios sabrá quienes lo oirán y harán su voluntada y quienes no. Pero para esta obra se nos exige mucha y cuidadosa formación, no podemos predicar incoherencia o falacias, alejado del mensaje y verdad de la Biblia.

Recomponer en la sociedad y los lugares pertinentes el sistema dado en la Biblia es reformar una sociedad que camina rumbo a la oscuridad de su existencia, sumergida en un determinismo vació, alejada de Dios.

Como presbiterianos debemos recuperar el sentido bíblico en los ámbitos en que nos toque movernos, en especial el hospitalario, que el hombre es alguien a pesar de que muchos están en estado de rebelión, y de quiebre con Dios, pero no por eso dejar de perder la concepción de humanizar la sociedad a la luz de la Palabra de Dios, ver que el hombre está inmerso en una historia particular con sus luces y sombras, no solo un mero húmero caminado rumbo a la nada, recordemos que Cristo murió como sustituto por sus elegidos, y que parte del sufrimiento que tenemos es consecuencia de nuestra naturaleza pecadora, si logramos comprender eso claramente, podremos desarrollar una pastoral de la salud adecuada en los espacios correspondientes, y así llevar la verdad del Evangelio de Cristo.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenderéis aflicciones; pero confiad, yo he vencido al mundo”. ( Jn.16:33)

Rev. José Luis Podestá

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